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viernes, 18 de octubre de 2013

Ran, Una historia bien contada; Akira Kurosawa I.

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Quizás sea solo  mi imaginación pero tengo la idea que en estos últimos años  la mayoría de las personas  cuando vamos al cine o vemos una película o una serie en casa preferimos  algo que no sea muy elaborado , que no suponga un esfuerzo intelectual por mínimo que sea, que dure poco… vamos que pase a la chicha o al amorcito o al susto o a lo que se tercie, lo antes posible sin perder el tiempo como si éste fuera tan precioso tan escaso que no pudiéramos malgastar ni un solo minuto.
Somos como niños glotones que no tienen aún el paladar refinado y solo gustan de comer dulces y beber Coca-Cola, sin saber ni poder apreciar las complejidades, los matices y el tiempo debido que una buena historia, al igual que un buen vino, necesita.
Si tu que estas leyendo ésto ahora eres de esos que prefieren llegar a casa poner la tv después del trabajo y tragarte lo que te echen, o cuando programan una película y ves en la guía que dura mas de hora y media, ya te estas stressando….no pierdas mas el tiempo leyendo este blog, de hecho no se muy bien como has llegado aquí, pero ya te digo que has equivocado el sitio, si por el contrario intentas nadar contracorriente, piensas que descansar y ver una peli no tiene por que significar pasar a "modo bineuronal" y ver una sarta innumerable de fuegos especiales y o de efectos artificiales (¿lo dije bien?), pues bienvenido y sigue leyendo.....
.....Porque en las dos próximas entradas de este blog voy a hablar de dos PELICULAS (ojo con mayúsculas) de dos genios, dos maestros del cine, de ese cine de antes en el que las etiquetas comercial y de calidad no estaban reñidas y a menudo iban de la mano, en el que el tiempo que empleaban para mostrarnos la historia, no contaba, no era importante, duraba lo que fuera menester. Tanto Akira Kurosawa como Sergio Leone nos tenían dos, tres o incluso cuatro horas en el cine, a oscuras, con la vejiga a punto de reventar pero con los ojos como platos para no perder detalle de la trama y aquellos mas tiquismiquis (cinéfilos se hacen llamar también) de los maravillosos y estudiados planos  y ubicaciones que nos mostraban siempre en sus películas.
Vaya pues este articulo de hoy como homenaje a una manera de hacer cine sin prisas, narrando una historia de manera pausada que no lenta, de forma  artesanal y en el que cada detalle era revisado una y mil veces hasta contar con el visto bueno del director,  en el caso de Kurosawa y mas adelante (como ya veremos) de Sergio Leone, son su sello personal.
Estos dos míticos realizadores eran dos autenticas pesadillas para actores y equipo de rodaje por su  minuciosidad y la exigencia a la hora de rodar cada secuencia tal como querían ( en el caso de Sergio Leone tenía en la cabeza toda la película plano a plano, ¡increíble!), así como para los productores que no sabían con certeza en muchas ocasiones la duración ni el dinero que les iba a costar el rodaje de la película, ni maldita la importancia que Kurosawa y Leone  les daban a tales minucias (que osados y que grandes).
Empezamos a entrar en materia hoy con Akira Kurosawa  y su elegía samurái Ran.   

 
         
En 1985 Kurosawa ya era un director consagrado cuyo currículum incluía éxitos como Rashomon, Los Siete Samurais, Trono de Sangre
A pesar de ser un director tan renombrado a inicios de los ochenta Kurosawa tenía problemas para encontrar financiación para sus películas debido en gran parte al perfeccionismo que le caracterizaba y que llegó a extremos tan conocidos tales como:
 En Rashomon, tiñó el agua con tinta negra para lograr el efecto de lluvia intensa, y terminó empleando todo el suministro de agua de la zona para crear una tormenta,
en cuanto a iluminación, se rodó en espacios naturales dentro de un bosque, pese a lo cuál, incluso en los momentos de sombra, puede verse perfectamente a los actores, y ello por el juego de espejos y reflejos que ideó Kurosawa para captar la luz que entraba entre las ramas de los árboles.
En Los siete samuráis, en el que la mayor parte del reparto eran granjeros pobres, se instruyó a los actores para que se aseguraran de desgastar y destrozar la ropa antes del rodaje.
En Ran, hizo construir todo un castillo en las laderas del Monte Fuji, sólo para quemarlo hasta los cimientos en la escena climax de la película.
Hay multitud de curiosidades y anécdotas en la red sobre el perfeccionismo de Kurosawa, el caso es que en la época en la que se pretendía rodar Ran las dificultades para encontrar un productor eran tremendas mas aún después del fiasco cinco años antes de Kagemusha (otra obra maestra) que no tuvo la acogida esperada por el público de la época y que ya tuvo que contar con la ayuda de George Lucas y de Francis Ford Coppola, admiradores del maestro japones.Los dos figuran como productores ejecutivos en los creditos finales del film.
Afortunadamente para Kurosawa había un productor francés Serge Silberman deseoso de hacer una película con el realizador japonés, de esta colaboración nació la que Kurosawa consideró su obra cumbre.
"He esperado casi 10 años para poder realizar Ran", explicó el director de cine en una entrevista concedida en el estreno de la película en Septiembre de 1985 "Empecé entonces a estudiar la época, el siglo XVI, y a preparar los bocetos, los dibujos sobre el vestuario y los escenarios, pero hasta hace sólo dos años no encontré productor"
Ran nos cuenta la historia de un gran señor feudal Hidetora que a sus setenta años y al finalizar una partida de caza con sus tres hijos y dos poderosos vasallos, anuncia su retiro y reparte entre sus herederos los castillos que posee dejando al mayor como señor del clan .Ante semejante declaración la reacción del menor de sus hijos es desaforada llegando a llamar a su padre "viejo senil", si bien esta reacción está fundamentada en el profundo amor y respeto que siente el menor de los hijos, Saburo, el cual no duda que la ambición de sus hermanos se impondrá al amor fraternal destruyendo todo lo construido por Hidetora en años de luchas.
Hidetora  enojado por las palabras de Saburo lo destierra , desafortunadamente las  duras palabras de su hijo en poco tiempo se ven cumplidas…..
 

Permitidme que no me explaye mas en el argumento  de Ran pues no quiero fastidiarle a nadie que aún no la haya visto.
 Al aficionado occidental le puede llamar mucho la atención la manera de actuar de los interpretes pues resulta poco natural en algunos momentos ( a mi me lo pareció), aunque muy efectiva en su dramatismo, acorde con la historia que cuenta, buceando por la intrahistoria de la película pensé que encontraría referencias al teatro Kabuki y efectivamente algunos críticos así lo han dicho,  pero en palabras del propio Kurosawa:

 La interpretación de los actores no está relacionada con el teatro clásico japonés. Los movimientos de los personajes están condicionados, pero no por reglas teatrales, sino por el formalismo y el código de la buena educación del siglo XVI. Todo estaba reglamentado, cómo sentarse, cómo moverse, dónde colocar el sable...".


Otra cosa que me llamó mucho la atención fueron los planos del cielo y las nubes  en determinados momentos de la película y que van directamente asociados al clima figurado de la historia, así nos encontramos como al inicio de la partida de caza, Kurosawa nos muestra un precioso y radiante cielo azul en el que vemos una incipiente nube blanca que crece ante nuestros ojos (futuros problemas), posteriormente en la batalla que precede la toma del castillo vemos un cielo oscuro negro cargado de nubes tormentosas, y en la última de las escenas de la película vemos un ocaso repleto de tonos rojizos  acorde con  las muertes acaecidas, la tristeza que destila la figura del pobre Tsurumaru ciego y solo entre las ruinas del castillo y con ese fondo, es de un impacto visual enorme.
El uso del color es otra de las obsesiones del genio Japonés que en sus propias palabras comentó:
"Quería reproducir los colores del siglo XVI japonés, una época en la que el vestuario de los hombres era especialmente brillante". La tarea resultó muy difícil, entre otras cosas porque entonces se utilizaban tintes naturales y ahora son químicos.
"En la batalla", prosigue Kurosawa, "atribuyo un color a cada una de las partes enfrentadas, porque ayuda a hacerlo menos confuso, pero a la hora de elegirlos pensé también en los caracteres que representaban. El hijo mayor utiliza el amarillo, un color que no es neto, como su propia personalidad".
"Las tropas de Saburo, el pequeño, llevan banderas azules, en un tono que produce la calma. Había que encontrar el tipo de color que correspondía mejor a cada uno, el tono concreto. El rojo de Jiro, por ejemplo, es muy particular". En algunos momentos, y para obtener el efecto justo, se vio obligado a utilizar luces coloreadas.


Ya para terminar creo necesario añadir que en la historia que nos  cuenta  Kurosawa  hay multitud de elementos, que componen el entramado de Ran y que dotan de una mayor profundidad a la historia que nos cuenta:
El absurdo de que el hombre no desea la felicidad sino el dolor y como la guerra es el camino que escoge en la mayoría de las ocasiones en su vana busqueda de poder.
La venganza, tras años de madurarla encarnada en la bella mujer de Jintaro, cuya aparición inicial no indica lo relevante y dañino que acaba siendo su personaje en la trama.
La vejez y la locura, acelerada y provocada por el uso de la fuerza y las armas durante toda una vida de guerras y conquistas así como por la ambición  desmedida de los hijos desleales, quienes a su vez y siguiendo los pasos del padre inician ese camino de dolor y sinrazón mencionado antes.
El amor filial honesto e incluso brusco en la figura de Saburo el hijo menor, como contrapeso a tanta falsedad y empalago por parte de sus dos hermanos , constreñido por las costumbres de la época feudal japonesa tiene una magra y escasa recompensa pues en este mundo no parece tener cabida.
La lealtad sin reservas de un buen vasallo, Tango Hirayama,  como solo su tenacidad y amor por su señor permiten que no muera o caiga en la locura sin remisión en conjunción a la lealtad mas "humana" con mas altibajos del bufón, Kyoami, pero igual de firme e inquebrantable que la de el noble Tango.

Cerramos el circulo y tal como decía al inicio de este post, ésta es una de esas historias para saborear y disfrutar sin prisas, son casi tres horitas de película en las que no hay relleno pero tampoco efectos especiales ni acción a raudales, solo una buena historia bien contada.
Que la disfrutéis y como siempre os recomiendo ,por favor en V.O subtitulada que no hace daño y es la mitad de la interpretación.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho tu blog. Esta entrada es muy interesante e instructiva. Ya tienes un nuevo lector fiel. ¡Un saludo!

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  2. Gracias por tu comentario, espero poner al dia el blog con alguna entrada que llevo tiempo rumiando...
    Un saludo.

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